En tiempos difíciles como los que se están viviendo actualmente en el
mundo, a causa de la coyuntura sanitaria del COVID-19, tanto adultos como
niños enfrentan una gran preocupación.
En este momento, los padres cumplen un papel muy importante en los niños, por eso deben estar preparados y ayudarles en las dificultades que se
presentan en el diario vivir. Cabe resaltar que, tanto el niño, como su cuidador (padres, abuelos o tíos) deben mantener la calma, pero es fundamental que en el momento en que los cuidadores hablen con sus niños, se sientan seguros y confiados, para así brindarles una voz de esperanza a los infantes.
Los cuidadores también deben cerciorarse de tomar tiempo para su autocuidado físico: comer saludablemente, hacer ejercicio y dormir lo necesario.
El deporte, las manualidades y los oficios de casa, como arreglar su habitación u organizar sus juguetes, contribuyen a que los niños se distraigan y dejen a un lado las ansias. Los padres deben elegir el momento
y permitir que el niño escoja la actividad. Tan solo se necesita de unos 10 a
20 minutos de atención exclusiva para ellos, los cuales serán muy
significativos para el niño.
Comparta con el niño cosas que también usted disfrute, como los juegos de
mesa, camping en cama, juego de almohadas, lecturas de cuentos infantiles
o personales, caminatas en casa, etc.
La Asociación Americana de Pediatría sugiere:
Hable sobre los temores de los niños de manera clara y positiva: Al hablar y responder las preguntas sobre la situación de la pandemia; sea claro simple y honesto, explíquele lo que le puede atemorizar con posibles soluciones claras y no enredadas, pero también aproveche para reforzarles el autocuidado y la importancia de este para evitar la propagación del virus (lavado de manos, uso de tapabocas, aislamiento respiratorio, quedarse en casa) para que nadie en el hogar se enferme, ni sus amigos, ni el resto del mundo, esto lo hará sentir importante y lo motivará a ser “guardián de otros”.
Evalué los sentimientos de su hijo: Utilice preguntas guías fáciles; que rompan el hielo y le faciliten aconsejarlo, por ejemplo, “siento que estás molesto porque no pueden venir tus amigos a jugar, sé que es decepcionante no poder reunirte con tus amigos en este momento”. “Al parecer estas molesto por no verlos, busquemos como crees que puedes mantenerte en contacto con ellos”.
Refuércele el amor por sus seres queridos: Los niños han de estar preocupados de que sus abuelos, tíos, primos o amigos contraigan la enfermedad o que no los puedan ver, por ende, es fundamental enseñarles el valor de la unión y el apoyo familiar, recordándoles cómo pueden estar en contacto con ellos de manera virtual y así bajar su ansiedad. Una llamada telefónica, un mensaje de texto, una videollamada, una canción por el celular, estas son opciones disponibles que fortalecerán esos valores y principios de amor, agradecimiento y amistad en sus hijos.
Compártale cómo manejar los sentimientos: Explíquele al niño cómo usted está manejando sus propios sentimientos con respecto a la situación “yo estoy preocupada por los abuelos como tú, pues no hemos podido visitarlos, lo mejor que podemos hacer es llamarlos por teléfono con más frecuencia”.
Dele esperanza sobre el futuro: Recuérdele que los científicos están trabajando muchísimo para descubrir cómo ayudar a las personas que se enferman y que todo va a mejorar.
Avísele a su hijo antes de salir de casa: Infórmele con calma y tranquilidad hacia dónde vas, cuánto tardarás, cuándo regresarás y que estás tomando las medidas necesarias para cuidarte y cuidar a la familia.
Mantenga rutinas saludables: Estructure el día con pequeños cambios en las rutinas diarias e incorpórelos en la organización de su calendario. No olvide respetar las horas de descanso y horarios de comida, así, cuando todo vuelva a la normalidad, reincorporar estos hábitos sanos será más fácil. No olvide apagar los celulares y dispositivos móviles una hora antes de ir a la cama, para generar hábitos de sueño saludables en usted y su hijo.
Practique disciplina positiva: Puede que todos en casa expresen su ansiedad de manera diferente con quejas, irascibilidad y llanto, tratemos de canalizar estos comportamientos. Algunas maneras en las que puede ayudar a sus hijos a manejar sus emociones y conductas son las siguientes:
- Redirija la mala conducta
- Implemente el juego creativo
- Dirija su atención: reforzando buenas conductas y desestimulando las malas, es una buena herramienta familiar de enseñanza.
- Emplee recompensas y privilegios: para reforzar las buenas conductas no solo utilice cosas materiales, pues los acostumbraría a cumplir su deber por interés, una de las formas podría ser que cuando terminen las tareas de la escuela o de la casa, se les den puntos a favor o caritas felices.
- Sepa cuándo no responder: se sugiere que siempre y cuando su hijo no esté haciendo nada peligroso y quiera llamar la atención por cosas positivas, ignorar la mala conducta puede ser una forma eficaz para que deje de hacerlo.
- Use las pausas obligadas: es y ha sido una herramienta útil en educación, advierte al niño que tendrá que hacer una pausa obligada por un comportamiento inadecuado que acaba de hacer. Apártalo de la situación durante un período previamente dispuesto (1 minuto por año es una buena guía de referencia).
- Evite el castigo físico. El castigo físico o “corporal” suponen un riesgo de lesión y no son eficaces, pudiendo aumentar la agresividad de los niños y quitarles la habilidad de sentirse seguro y protegido en casa, que es algo muy necesario en este momento.
La vida actual ha cambiado, pero ha generado lazos de unión familiar, momentos de compartir con nuestros hijos y comprometernos un poco más con sus enseñanzas. Aprovechemos este tiempo en casa de manera positiva, cuidándonos y recuperando tiempos invertidos, los cuales son de suma importancia en los procesos de crecimiento y aprendizaje de nuestros niños.
La principal recomendación que se le brinda a los padres es la disponibilidad de tiempo con sus hijos, pues es el mejor regalo que se les puede dar en este momento.
Escrito por:
Dra. Liliana Mejía, Endocrinóloga Pediatra.
Grupo Puericultura Club Noel