Interno-Fiebre

 

La fiebre es una de las principales causas de consulta en el servicio de urgencias pediátricas de nuestra organización, pues cuando un niño la presenta genera grandes incertidumbres sobre las posibles causas por las que el organismo está dando esta señal de alarma en nuestros niños. Sin embargo como padres es importante que conozcamos qué debemos hacer en caso de que nuestro hijo presente un incremento en su temperatura corporal.

Lo primero que debemos hacer cuando sentimos a nuestro hijo con incremento de temperatura, es cuantificarla con el termómetro, el cual puede ser digital, inalámbrico o de mercurio. El lugar del cuerpo donde debemos ubicar el termómetro varía dependiendo de su tipo, por ejemplo los inalámbricos tienen escrito el lugar donde se deben usar directamente en las recomendaciones de uso y la etiqueta de fábrica del producto, mientras que los termómetros digitales o los de mercurio se pueden ubicar debajo de la axila o en la boca, siendo la primera la más utilizada. Después de posicionar nuestro termómetro y pasados 5 minutos en el lugar mencionado anteriormente, definimos que un niño tiene fiebre cuando la temperatura marcada por este dispositivo es mayor o igual a 38° C. Recuerde, nunca mida la temperatura de su hijo poniendo la mano sobre su frente pues solo obtendrá una percepción subjetiva que variará mucho dependiendo de si el niño tiene o no calor, si usa ropa muy abrigada o si ha realizado alguna actividad deportiva.

La fiebre es una alarma biológica  para describir que algo está  pasando en nuestro organismo sus causas más frecuentes van desde que el niño esté acalorado por el exceso de ropa y abrigo, o las altas temperaturas ambientales, hasta infecciones bacterianas, virales, lesiones tumorales, enfermedades autoinmunes, intoxicaciones, que sumadas a otros síntomas manifestados por el niño y su acompañante permiten al médico brindar un diagnóstico preciso. Cuando la fiebre es detectada de manera correcta se deben realizar algunas acciones como baños con agua tibia durante 20 minutos, uso de medicamentos como acetaminofén, ibuprofeno siempre bajo fórmula médica y no auto medicados. Por el bienestar del niño y para prevenir intoxicaciones o agravar la situación evite el uso de brebajes, remedios caseros y medicamentos sin registro sanitario que por lo general empeoran la salud de los niños.

Si la fiebre de su niño persiste más de 48 horas después de realizar los baños e ingerir el medicamento formulado en las cantidades respectivas, por su médico de confianza (acetaminofén o ibuprofeno) y aparecen síntomas como dificultad respiratoria, sangrado en la nariz, boca o en las deposiciones, vómito constante cuando ingiere alimentos o convulsiones, acuda de manera inmediata al servicio de urgencias más cercano.  Es importante aclarar que las convulsiones son facilitadas por la fiebre en una persona que tiene predisposición para las mismas y que no necesariamente porque mi hijo tenga fiebre a altas temperaturas quiere decir que va a convulsionar.

Recuerde siempre que la fiebre es un signo de alarma de que algo no funciona correctamente en nuestro organismo, en los niños es importante manejarlo siempre con medidas físicas (baños de agua tibia) y químicas (medicamentos), y siempre bajo la asesoría y recomendaciones de un médico.